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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

27 dic 2010

Cap. 30 Reconciliación

-Ábrela de una vez –Suplicó cerrando sus ojos. Fernanda accedió a su orden y entró pero les hizo una seña a las chicas de que esperarán.
-¡Hola chicos! –Les saludó Fernanda.
-¿Nos puedes decir cuál es la puta sorpresa que nos tienes? –Exigió Tom molesto. Ya quería irse. Fernanda miró a Ingrid desorbitada y después volteó a ver a los gemelos.
-Si –Respondió nerviosa. Y al escucharla Ingrid corrió a la sala. Fernanda se asomó por la puerta y llamó a las invitadas de honor para que entraran. Ellas, inseguras, entraron. Todos -excepto los gemelos- corrieron a abrazarlas. Ingrid y Kathia lloraban de la emoción contagiándoles ese llanto a las recién llegadas.



Tom
Mi corazón se aceleró, no sabía cómo actuar ante su presencia.
Me quede inmóvil observándola de arriba abajo: su cara, su cuerpo, sus ojos, su boca, su cabello ¡No ha cambiado en nada! Está exactamente como la recuerdo: esos labios a los cuales no resisto besarlos, estaban otra vez aquí. No veía nada, no escuchaba nada que no fuese ella.
Mi mirada se cruzó con la de Debany. Me va a ofrecer una mirada de odio lo sé, no, ¡estoy equivocado! Me sonrió, ¡ella me sonrió!
Pude notar en su sonrisa algo diferente, al igual que en sus ojos, la veía más feliz, tranquila y segura. Sin pensarlo me acerqué hacia ella hasta quedar frente a frente, no podía pronunciar ninguna palabra mi gran nudo en la garganta me lo impedía, pero aún así no dejaba de verla a los ojos, su mirada tan cálida, la necesitaba.
-Hola Tom –Me saludó tímidamente. Cerré mis ojos para poder analizar su voz, su hermosa voz que es lo único que me logra calmar cuando estoy alterado.
Sentí los brazos de Debany cubriéndome. Yo también la abrace, la abracé fuerte, para nunca dejarla ir. Besé su frente y ella rompió en llanto.
-Shh, no llores –Le susurré en su oído.
-No sabes cuánto te extrañe –Me dijo escondiendo su rostro en mi pecho.
-Todo este tiempo me hiciste mucha falta –Le dije acariciando su cabello.
-No me dejes ir –Me ordenó.
-Jamás.



Bill
Tragué saliva con dificultad, solamente vi como Tom se acercaba con Debany. Yo quería ir, pero mis pies no se movían, parecía que estaban pegados al suelo. Marcela se acercó a mí, no pude evitar acariciar su mejilla, ella cerró sus ojos.
-Te extrañe –Musitó.
-Abrázame –Me pidió y yo sin más, accedí.









Gustav, Andreas, Georg y sus respectivas novias, sin hacer un solo ruido, subieron a las habitaciones para dejar solas a las parejas, que aún estando lejos, demostraron que nadie ni nada lograron que se dejen de amar. Bill y Marcela estaban en la sala, mientras que Debany y Tom seguían en la entrada aún abrazados.
Los dos se olvidaron del mundo en ese instante, todavía no querían separarse, necesitaban sentir el calor del otro como antes.
-Tom… -Musitó Debany.
-¿Sí?
-Bésame –Le pidió con un nudo en la garganta.
-No hay necesidad de que lo pidas.
El corazón de la joven pareja empezó a latir con fuerza. Tom se acercó hasta los labios de Debany sintiendo su respiración, ella cerró sus ojos esperando volver sentir los labios de su guitarrista en los suyos.
Tom aprisionó los labios de Debany empezando así su “primer beso”. La lengua del guitarrista empezó a explorar la boca de la chica, ella se estremecía por el toque del frío pirsin que tanto extrañaba, sus lenguas empezaron a rosarse con una ternura que ninguna otra persona podría hacer sentir a la pareja. Por otro lado Bill y Marcela se sentían como la primera vez que se conocieron, unos desconocidos en la vida del otro, pero con la sensación de haberse conocido toda la vida. Los dos solamente estaban callados. Bill quería hablarle decirle todo lo que sintió cuando ella no estaba a su lado, pero su boca no pronunciaba ninguna palabra, Marcela pudo notar eso en su mirada así que ella decidió romper el silencio.
-¿Qué pasa? –Preguntó Marcela con una sonrisa.
-Es que quiero contarte tantas cosas, pero no se por donde comenzar –Respondió haciendo una mueca.
-No te preocupes, tendrás tooodo el tiempo del mundo… ya que jamás me volveré a ir de tu lado –Aseguró acariciando su cuello. Bill rió.
-Yo no te iré ir tan fácilmente –Aseguró. Marcela se acercó hasta los labios del vocalista para darle un apasionado beso. Al fin tenía los labios de su niño, esos labios que los pedía todas las noches cuando estaba en España.
-Te amo –Le hizo saber el pelinegro juntando la frente con Marcela.
-Yo también te amo bebé.
-Marcela… quiero llevarte nuevamente a nuestro lugar –Le dijo tomando su rostro entre sus manos. Ella agarró las manos de Bill y lo miró a los ojos.
-Extrañó ese lugar –Le hizo saber- ¿Por la puerta de atrás? –Le preguntó mordiéndose el labio. Bill sonrió.
-Sí.
Los dos se fueron de ahí y nadie se dio cuenta, ya que los amigos estaban arriba y Debany y ton estaban “platicando”.
-Debany perdón por hacerte eso, yo no quería, no pensaba en ese momento –Confesó avergonzado agachando su cabeza- lo único que no deseaba en la vida era hacerte daño y fue lo primero que hice perdóname –Se disculpó con un nudo en la garganta.
-No, no te perdono –Le respondió rápido. Él solo se quedó callado. Miró a Debany y la vio con una gran sonrisa en su rostro. Tom ya sabía cuál eran sus intenciones.
-¿Qué puedo hacer para que me perdones? -Preguntó tomándola de la cintura.
-Quiero que me hagas tuya. –Eso lo tomó por sorpresa.
-Se… ¿Segura? –Su voz tembló.
-Jamás he estado tan segura en toda mi vida.
Tom volvió a besar a la chica usando solamente sus labios. Los dos sonrieron y salieron de la casa agarrados de la mano.







-¿Qué creen que estén haciendo? –Preguntó curiosa Kathia.
-¿Enserio quieres saber? –Le respondió con otra pregunta Georg alzando una ceja.
-Creo que… no –Dijo aturdida.
-Solo espero que Tom cambie –Confesó Fernanda- porque enserio, su forma de ser no lo va a llevar a ningún lado. En aquel problema ¡Hasta se llevo a Bill de encuentro!
-Eso sí, esta vez Debany logró perdonarlo, pero a la otra… quien sabe que pasará –Dijo Ingrid preocupada.
-Despreocúpense, Tom no…
-¡Shh! –Calló Gustav a Andreas.
-¡No me calles! –Le dijo molesto- uno que quiere dar su opinión libremente para que…
-¡Shh! –Lo volvió a callar, trataba de escuchar algo.
-Okey me calló –Dijo con sentimiento- ya que pues, a nadie le importa mi opinión verdad…
-¡Andreas ya! –Le gritó fastidiado Gustav. Andreas se quedó con las palabras en la boca y agachó su cabeza.
-¿Qué pasa Gustav? –Le preguntó Fernanda.
-Escuché el sonido de un carro… pero no estoy seguro –Respondió dirigiéndose a la ventana.
-¿Carro? Los tres únicos carros aquí son el de Fernanda, el de Tom y el mío –Respondió Georg.
-Creo que ya podemos bajar –Dijo Kathia.
-Pero faltan Bill y Marcela –Reprochó Andreas.
-Algo me dice que ellos tampoco están aquí



Continuara***

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