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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

31 dic 2010

Cap. 42 Rastro

Algo la desconcentró y era el sonido de la puerta que se abría dejando salir algunos rayos de sol. Miguel entró con un vaso con agua.

-Ten –Le dijo extendiendo su brazo. Debany solamente veía el vaso más no lo tomo, recordó como Miguel había matado a su padre- Tranquila, no está envenenado.
-No quiero –Le respondió volteando hacia la pared.
-Es mejor que te tomes el agua… a no ser que quieras morir de sed. –Debany cerró los ojos y dio un suspiro.
-Está bien –Se levantó y agarró el vaso de agua. Miró a Miguel y éste le sonrió, se tomó toda el agua, tenía tanta sed que eso no iba hacer suficiente.
-Al rato te traigo más –Le avisó saliendo de la habitación.
Debany se acostó en la cama malgastada dándole la espalda a la puerta. Seguía pensando en su Tom, en esos momentos le era imposible olvidarlo. Empezó a darle sueño, mucho sueño, dio un bostezo y después de eso sus ojos se iban cerrando solos.
Miguel esperaba ansioso afuera esperando que hicieran efecto esas pastillas.











Las chicas seguían preocupadas, Georg Gustav y Andreas trataban de calmar a los gemelos sin éxito. Tom subió a su habitación quería estar solo. Se aproximó a uno de los cajones y sacó una blusa de Debany, acercó su nariz empezando a olerla, ese perfume que tanto le fascinaba seguía impregnado en la blusa. Se sentó en la cama sin soltar la blusa y después comenzó a acariciar el lado de la cama de Debany.
-Tranquila te voy a salvar –Le prometió al recuerdo que impregnaba la habitación.
En ese momento se sintió inquieto, algo no estaba bien, lo sentía en lo más profundo de su ser. Algo le iba a pasar a Debany. Bajó corriendo las escaleras y se dirigió hacia los detectives que trataban de encontrar el rastro de la chica.
-Debany está en graves problemas –Al decir eso, todos voltearon a verlo confundidos.
-¿Cómo lo sabes? –Le preguntó Marcela con los ojos llorosos. El de rastas se quedo callado un momento, ni él se explicaba como lo sabía, después contestó:
-Tengo un presentimiento.
-Tom se que estas desesperado yo estuviera igual en tu lugar, pero no podemos estar seguros de eso –Trataba de calmarlo el detective.
-¡Es que ustedes no lo entienden! –Les gritó furioso- ¡Lo siento en mi corazón! -Y al decirlo, lo señaló¬- Es la misma sensación que tengo cuando a mi hermano le pasa algo.
-Tom es mejor que te tranquilices y….
-¡¿Cómo quieres que me tranquilice si mi novia esta con un maldito loco en quién sabe dónde?! –Le preguntó irónico, estaba molesto.
-Hermano, mejor siéntate y trata de calmarte –Le sugirió Bill tomando su hombro.
-¡No! –Le gritó moviéndose bruscamente para que no lo tocara- No me quedaré aquí sin hacer nada –Avisó yendo hacia la pequeña mesa de la sala, agarró sus llaves y caminó hacia la puerta.
-¿Y tan siquiera sabes por dónde empezar a buscar? –Le preguntó el detective curioso y levantando una ceja.
-No… pero sé que de alguna forma llegare hasta ella –Respondió voleando a verlo- Y sin tu ayuda.
Todos en la sala se voltearon a verse preocupados. Marcela, que ya no aguantaba más la angustia, se levantó dispuesta a ayudar a Tom en la búsqueda de su amiga.
-Yo voy contigo –Le avisó su novio.
Sin decir más la pareja salió de la casa para alcanzar a Tom dejando al investigador con las palabras en la boca. Todos en la sala voltearon a verlo, el solamente dirigió su mirada al monitor de su laptop.
-Sigan buscando, no vamos a descansar hasta encontrarla ¿entendieron? –Les ordeno.










Debany cayó en un profundo sueño. Miguel entró y acaricio su cara, después se aproximo a sus labios dándole un frio beso.
-Ahora sabrás lo que es un hombre- Dijo mientras le quitaba la ropa con furia.









Ella abrió lentamente los ojos, tenía un dolor de cabeza insoportable. Se sentó en la cama percatándose de que estaba completamente desnuda, asustada, recogió su ropa para vestirse lo más pronto posible.
-Si quieres yo te ayudo. –Al escucharlo, Debany de inmediato se tapó con su ropa- No es necesario que lo hagas –Avisó acercándose a ella- conozco cada parte de tu cuerpo a la perfección.
-¿Qué me hiciste? –Le preguntó con un nudo en la garganta.
-Lo que quería desde el primer momento en el que te vi... Te hice mía.
-¿Qué? –Murmuró asustada.
-Al fin eres mía –Ella negaba con la cabeza mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas.
-Por favor no te acerques –Le suplicó retrocediendo.
-No hay nada que temer, ven, dame un abrazo.
-¡No! ¡Aléjate de mí! –Le gritó llorando.
-Eres tan perfecta en todos los sentidos –El seguía caminado, parecía que no la escuchaba.
-¡Ayuda! ¡Por favor, ayúdenme!
-Nadie te escucha, solamente estamos nosotros dos ¿No es fabuloso?
-¡Maldito enfermo! –Gritó mientras el miedo invadía su cuerpo.
-Soy más hombre que ese Kaulitz.
-Por favor, déjame ir –Murmuró entre lágrimas.
-Acaso lo que pasó entre nosotros ¿No significó nada para ti? –Preguntó con pena.
-Te vas a ir al infierno –Le respondió con un nudo en la garganta.
-¡Así no se trata a la persona que te ama! –Le dijo molesto.
-¡Yo no te amo!
-Pues vas a empezar a hacerlo por las buenas o por las malas –Le amenazó estirando su cabello.
-¡Agh! ¡Suéltame! –Se quejó.
-¿Me vas a amar? -Le preguntó estirándoselo más.
-¡No!
Miguel la tiro al piso y empezó a golpearla con furia. Debany gritaba esperando que alguien la escuchara pero todo era en vano. Miguel pateó sus piernas y su estómago y golpeó su cara dejando un gran golpe en la mejilla y el labio rasgado.
-Más vale que vayas comenzando –Le recomendó yéndose de ahí.
Debany se quedo en el piso quejándose por el dolor y ahogándose en sus propias lágrimas, poco a poco fue vistiéndose con cuidado de no lastimarse más. Cuando terminó, se fue arrastrando hasta un rincón de la habitación abrazó sus rodillas y comenzó a llorar en silencio rogando que esta pesadilla acabará ya. Miguel la había tocado, era lo peor que le había pasado en la vida, Debany se sentía tan frágil en ese momento que ya no sabía lo que le tenía preparado el destino.









Tom se fue en su carro y Bill y Marcela en otro. Buscaron en cada rincón del país, la policía buscó en los barrios más peligrosos y sin rastro de ella. Los medios de comunicación también empezaron a ayudar a buscar, las fans al enterarse de lo sucedido decidieron ayudar a sus ídolos.
Tom comenzó a sentirse desesperado parecía que la tierra se había tragado a Debany. Se detuvo en frente de un parque, recargó su cabeza en el volante y comenzó a sollozar, se le habían agotado las ideas. No sabía qué hacer, su mente estaba completamente en blanco, empezó a imaginarse lo peor de las cosas. Sacudió la cabeza quitándose esas ideas. Debany seguía viva, el más que nadie lo sabía. Volvió a encender el automóvil y siguió con la búsqueda.
Estaba empezando anochecer y nadie tenía noticas sobre ella. Bill y Marcela También detuvieron su marcha para pensar en cuales lugares les faltaba buscar, cerca de ahí había un centro nocturno afuera había una pareja platicando, pero a Marcela se le hacía familiar el hombre.
-¿Qué tienes? –Le preguntó Bill curioso.
-Yo lo conozco –Respondió señalando aquél hombre. Bill volteó a verlo. El hombre miró hacia el carro pero no logro verlos- ¡es Ernesto! –Dijo sorprendida, el menor de los Kaulitz frunció el ceño.
-¿Es el idiota que trató de lastimarte?
-Sí –Respondió encogiéndose de hombros.
-Ese imbécil me las va a pagar –Aseguró abriendo la puerta del auto.
-¡No! –Gritó deteniéndolo- Es mejor hablarle a la policía, por mientras lo seguimos.
-Como quiera, él sufrirá por lo que trato de hacerte, de eso me encargo yo.
Vieron como Ernesto comenzó a alejarse del lugar. Bill encendió el carro, apagó las luces y comenzaron a seguirlo. Marcela le habló el investigador y el de inmediato ordenó a su gente a ir para allá. Lo siguieron hasta unas cuadras en donde Ernesto tenía estacionado su carro, arrancó y se dirigió a las afueras de Alemania. Bill trato de seguirle el paso con cuidado de que no se diera cuenta de que lo seguían. Ernesto estacionó su carro enfrente de un tipo bosque, Bill hizo lo mismo.
-Con que aquí es donde esta Deb. –Exclamó Marcela.
-Ven, hay que bajarnos.
Trataron de estar un poco alejados de él. Llegaron hasta unas casas en malas condiciones, tal vez esas casas eran del tiempo de la segunda guerra mundial. Bill detuvo a Marcela al ver que Ernesto entraba a la última casa.
-Ahí es, llámalos. –Marcela asintió.

Continuara***
& ya solo faltan tres capitulos(: Espero que festejen & despidan muy bien el año 2010, que sus deseos se cumplan en el 2011 & sea su mejor año :B los quiiero, gracias por su apoyo(:

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