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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

1 ene 2011

Cap. 43 Reencuentro

Todos esperaban ansiosos una noticia de Debany. El investigador se había ido para volver a interrogar a los cómplices de Miguel. En la casa, solamente quedaron los chicos, los padres de los gemelos y David.

-No me gusta ver a mi Tom así –Admitió preocupada Simone.
-Espero que hayan encontrado a Debany –Susurró Fernanda. Todos se giraron hacia Ingrid al escuchar su celular sonar.
-¿Bueno?.... ¡¿Ya la encontraron?!... Si, si yo le hablo de inmediato.
-¿Qué pasó? –Preguntó Georg.
-Era Marcela –Respondió emocionada.
-¿Y?
-¡Ya encontraron a Debany!
Todos se levantaron y se abrazaron de felicidad. Ingrid de inmediato le marcó al investigador. Mientras timbraba le dijo a Georg que le marcara a Tom, el asintió.









Tom seguía buscando como loco, le daba la vuelta a la ciudad una y otra vez. Se paraba a preguntar a personas para saber si no han visto a Debany y todos le contestaban con un “no”. De repente sonó el celular del guitarrista.
Conversación telefónica.-¿Bueno? –Respondió el guitarrista cansado.
-¿Dónde estás? –Le preguntó Georg.
-Sigo buscando a Debany –Respondió irónico.
-¡Necesito que regreses de inmediato!
-¿Por qué? –Preguntó desorientado.
-Habló Marcela ¡Ya la encontraron!
-¿Qué? –Soltó sorprendido- ¿En-enserio?
-¡Sí! ¿Por qué jugaría con algo así?
-¡Ya voy para allá!
Fin de la conversación telefónica.Tom retornó su camino y se dirigió a toda velocidad hacia su casa
-Tranquila Debany te voy a salvar.







Debany.
Me siento tan... sucia. Esto es lo peor que me ha pasado, ¿cómo le diré esto a Tom? ¿Qué pensara de mí ahora? Me siento tan vulnerable en este momento. No quiero que nadie me toque ¡que nadie nunca más me toque! Ya no quiero que me lastimen... ya no. Gracias a que entra la luz de la luna no siento tanto miedo, mientras no haya oscuridad, estoy bien... por el momento ¡Dios sácame de aquí ya! ¡Ya no aguanto tanto sufrimiento!







-¡¿Y la comida?!
-Se me olvido en el carro –Le respondió Ernesto encogiéndose de hombros.
-¡Pues ve por ella! –le ordenó molesto, él asintió. De rato llegó con una bolsa.
-¡Ten!
-Ven, acompáñame… esto te va a gustar –Aseguró yendo hacia la habitación de Debany.
Debany escuchó que se abría la puerta. Ella solamente abrazó más fuerte sus rodillas y cerró sus ojos. Miguel se acercó hasta ella y le acarició su rostro, Debany empezó a temblar de miedo y comenzó a gritar, Miguel le tapo la boca.
-Sh… tranquila, solamente te traje de comer –Le avisó enseñándole la bolsa.
-¡No quiero! –Gritó entre sollozos- ¡Vete!
-Te vas a poner mal sino comes.
-No me importa –Aseguró- ¡Vete!
-Mas respeto para tu padrastro niña –le dijo molesto Ernesto.
-¡Lárguense locos! –Miguel le hizo una seña con la cabeza a su cómplice. Éste se acercó a Debany y la empujó, para que así, se acostará. Ella empezaba a luchar, Ernesto se subió arriba de ella para que no se logará mover- No me hagas daño… por favor –Suplicó.
-¿Y quién te va hacer daño? –Preguntó irónico.
-Solamente vamos a ayudarte a comer –Le respondió Miguel con una sonrisa.
-¡No!–Debany logró soltarse y golpeo con el pie a Ernesto en la cara.
-¡Maldita!! –Refunfuñó quitándose de encima- A mi no me pegas –Dándole una cachetada.
-Tú no tienes derecho a golpearla –Le amenazó volteando a verlo molesto- Espérame afuera. Ernesto salió sin decir ninguna palabra. Miguel levantó a Debany y la empujó hacia la pared- ¿Así tratas a nuestros invitados?
-¡Suéltame!
-¡Jamás lo haré! Eres mía ¡Me perteneces!
-¡No, no! –Miguel empezó a besarle el cuello. Ella empezó a gritar y en ese momento la besó en los labios cuando se separó, Debany comenzó a escupir y se limpio la boca- ¡asqueroso! –Él sonrió.
-Se que te gusta –Le respondió volteando hacia la pequeña ventana.
Camina hacia ella y cierra las cortinas impidiendo el paso de la luz de la luna. La habitación estaba completamente oscura. Miguel se volvió acercar con Debany y comenzó a tocarla después se acercó a su oído.
-Siempre que estés en la oscuridad estaré yo ahí... vigilándote –Dijo besando su frente - te amo. –Se va.
Debany se dejó caer empezó a golpear el piso y a llorar
–Abre las cortinas ¡Ábrelas!- No se podía ver nada en la habitación, esa noche fue la peor de todas para ella –Tom ayúdame por favor








-¡Yo no me pienso quedar aquí! –Aseguró Tom.
-Es por su propia seguridad –Trataba de convencerlo el detective.
-Por favor hijo ¡Escúchalo! –Le rogó Gordon.
Todos empezaron a discutir, el plan ya estaba hecho, pero ni los gemelos ni Marcela accedían a quedarse en la casa con las manos cruzadas.
-¡Tenemos que ir nosotros también! –Le dijo Marcela- ¡¿No entiende?!
-No podemos dejar a Debany sola con ustedes –Dijo Bill.
-No pienso arriesgarlos –Dijo el detective.
-No lo hará –Respondió Tom- Sabemos cuidarnos. El detective dio un suspiro.
-Está bien, ¡Pero no se acercarán hasta que yo de la orden!
Esa noche volvieron a repasar el plan. Empezando a salir el sol, las patrullas se dirigían a ese lugar. La sangre de Tom empezaba a hervir de rabia, iba a matar a Miguel con sus propias manos de eso estaba seguro.
-Ya falta poco –Dijo su gemelo tomando su mano.
-Nos la va a pagar.









Debany se sentía de lo peor. No había comido, ni tomado agua, ni dormido. Ya no aguantaba más, sentía que uno de esos días iba a hacer su día final, la habitación no estaba tan oscura pero seguía muerta de miedo al ver que la puerta se volvía abrir.
-¡Nos vamos ya! –Le ordenó levantándola del brazo. Miguel estaba agitado, asustado, completamente nervioso. Debany ya no tenía fuerzas, parecía una muñeca de trapo ya que Miguel la movía a su modo.
-Tom –Murmuró su nombre ida.
-¡Nunca más lo volverás a ver! –Le gritó desorbitado.
-¡Nos tienen rodeados! –Gritó Ernesto asustado.
-Debe de haber otra salida ¡Busca! –Estaban completamente desesperado.
-¿Tom? –Volvió a murmurar.
-¡Cállate! –Le ordenó Miguel. Tomó su pistola que estaba arriba de una vieja mesa y se la apuntó en el estómago.- Más vale que cooperes –Debany rompió a llorar- ¡Muévete!









Toda la policía tenía rodeada la casa. Tom ya no aguantaba más, deseaba como diera lugar entrar ahí y sacar a Debany. El sargento ordenó que salieran, pero no hicieron caso a la orden. Tom sentía un nudo en la garganta, comenzó a caminar hasta el lugar, su mente estaba completamente en blanco, actuaba por sí solo, sin mente.
-¡Tom vuele! –Gritó Bill yendo tras él.
-No, deja que vaya –Le ordenó Marcela deteniéndolo.
Todos los policías veían como Tom se acercaba a la casa
-¡Muchacho no te acerques!
-¡Regresa a tu lugar, no seas tonto!
-¡Tom aléjate es por tu bien!
-¡No Tom! vete ¡acuérdate del plan!
Eso y más le gritaban todas las personas, pero él, seguía. Parecía que no había nadie a su alrededor ya estaba frente a la puerta, escuchaba a Debany gritar y como Miguel la insultaba, en ese momento volvió en sí y abrió la puerta. Debany volteó a verlo, sus miradas se cruzaron, al fin, los ojos de Debany volvían a tener ese brillo que a Tom le encantaba-
-¡Tom! –Las fuerzas de la chica volvieron.
-Si te acercas, ¡La mato! –Gritó Miguel apuntándole en la cabeza- Ni tú ni yo rastitas.
-¡Tom! –Gritó Debany entre sollozos, trataba de soltarse del agarre de su padrastro.
-¡Cállate! –Le gritó Miguel acercando el arma.
El guitarrista pudo apreciar los golpes en la cara de Debany, eran graves, cerró sus manos en forma de puño y comenzó a temblar de coraje.
-Te mataré –Murmuró- ¡Juro que te mataré! –Estaba completamente furioso.
-Inténtalo –Lo desafió Miguel
El de rastas dio unos pasos cuando la policía lo detuvo. Ordenaron que soltara a Debany pero el solamente se burló de ellos.
-En el primer disparo, ella se va conmigo al otro mundo ¡¿Entendieron?!
-Ayúdame por favor Tom –Suplicó Debany.
-¡Suéltala maldito!
-¡No!, ella ya no te pertenece más, ella es mía ¡La hice mía! –Debany cerró fuertemente sus ojos mientras que se ahogaba en sus propias lágrimas- Dile Debany, dile que te entregaste a mí, que lo disfrutaste.
Las palabras de Miguel hicieron eco en la cabeza de Tom haciendo que perdiera el control. La furia comenzó a cegarlo, la había violado era obvio y eso hizo que Tom se molestará más.
-¡Eres un maldito loco! –Gritó Debany a todo lo que su pulmón le permitió- Tom, no le creas ¡No le creas!
-¡Maldito desgraciado! –No escuchó a Debany- ¡Eres un puto cobarde! –Gritó acercándose a él sin pensar.
-¡Aléjate! –Le amenazó Miguel- Ella ya no te pertenece.
-¡No! ¡Quítame las manos de encima! –Miguel apretó desesperado el gatillo y un disparó se dejó escuchar.
-¡Debany!

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