-

-
Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

1 ene 2011

Cap. 44 No hay escapatoria

-Tom –Al fin. Lo abrazó como si el mundo ya no fuera a existir- Tom, sácame de aquí… por favor –Le rogó rompiendo en llanto –Él la llenaba de besos, acariciaba su rostro, la abrazaba. Al fin todo había terminado.

-No te preocupes mi amor, ya nos largamos de aquí –Le aseguró cargándola entre brazos.
La pareja observó a Miguel tirado en el piso bañado en sangre, un policía le había disparado en la cabeza, otros dos salieron con Ernesto arrestado.
-¡Nunca serán felices ¡Nunca! –Les amenazó el ex cómplice de Miguel. Tom y Debany voltearon a verse ignorando ese estúpido comentario.
-Todo acabo –Susurró feliz el de rastas. Ella recargó su cabeza en el hombro, por fin estaba en paz. Llegaron hasta la ambulancia y la recostó en la camilla.
-¡No me dejes sola! –Apresuró a decirle.
-Nunca, te lo prometí –Le recordó tomando su mano- Te amo.
-Y yo a ti.
Tom subió a la ambulancia, los paramédicos cerraron las puertas y después arrancó, el guitarrista en ningún momento soltó la mano de su novia.
-Perdóname –Dijo avergonzada. Él la miró desorbitado.
-¿Por qué?
-Porque Miguel me…
-Shh… no es tu culpa –Aseguró acariciando su rostro. Debany en ese momento se sintió tranquila- ¿pensabas que me iba a enojar?
-Si –Le respondió encogiéndose de hombros.
-No Debany, no te voy a dejar de amar por eso, no fue tu culpa, nada de esto fue tu culpa y ya no quiero que te preocupes ya nadie te podrá lastimar –Ella asintió- trata de dormir, yo estaré a tu lado, nunca te voy a dejar sola.
-De eso siempre estuve segura –Le respondió con una sonrisa.













El doctor salió a decirles como estaba Debany, la habían: violado, golpeado, estaba deshidratada y muerta de hambre. El doctor quedo sorprendido porque esos golpes eran de muerte y Debany seguía aun viva, se iba a quedar internada unas semanas mientras se recuperaba.
-¿Podemos verla? –Preguntó su amiga, Marcela. El doctor negó.
-Necesita descansar.
-Okey, gracias –Le respondió Bill- ¿Estás bien Tom?
-Mejor que nunca –Le contestó esbozando una sonrisa.











Los rayos del sol entraban por la ventana iluminando toda la habitación. Debany dormía como un bebé, al fin podía descansar. Una enfermera entro para cambiarle el suero, ni siquiera la escuchó, estaba en un profundo sueño. Tom en ningún momento se movió de ahí, Bill y Marcela solamente salieron una vez para comprar comida junto con los padres de los gemelos. Simone se quedó a un lado de su hijo mayor esperando noticias de Debany.
La noche había llegado, todos estaban exhaustos, en especial Tom pero seguían afuera de la habitación de Debany esperando que el Doctor dejara verla.
“Siempre que estés en la oscuridad estaré yo ahí... vigilándote”. Debany despertó de golpe y se percató que estaba a salvo en la habitación del hospital. Escuchaba voces afuera de su habitación, dio una sonrisa, las voces eran de las personas que más amaba en la vida. La luz de la luna solamente iluminaba una parte del cuarto, eso la izo sentir incomoda. Tragó saliva y trató de volverse a dormir. Cuando cerró los ojos escuchó un ruido extraño adentro del cuarto, observó cada rincón y no había nadie, respiro hondo y trato de tranquilizarse
–Miguel está muerto, Miguel está muerto- repitió muchas veces para no sentir miedo. La puerta de la habitación se abrió dejando entrar la luz de afuera, era un Doctor pero no se le podía ver la cara, se acercó hasta ella e inyectó algo en el suero.
-¿Para qué es eso doctor? –Preguntó confundida, él no respondió- ¿Doctor? ¿Eso para qué sirve? –Volvió a preguntar nerviosa.
-Para que puedas dormir… para siempre –Le respondió quitando la aguja.
-¿Disculpe? –Preguntó asustada.
-¿Pensaste que te librarías de mí? Eso nunca Debany ¡Jamás! Podrás alejarte de mí –Al fin pudo ver su rostro.
-¿Mi-miguel? ¡No! ¡Tú estás muerto! ¡Te vi! ¡Yo te vi! –Gritaba asustada.
-Jamás podré morir –Respondió sombrío.
-¡No! ¡Tú estás muerto!
-Mientras estés en la oscuridad, estaré yo ahí, vigilándote.
-¡No!







Doctores y enfermeras entraron para calmar a la chica que había tenido una horrible pesadilla. Tom también entró a la habitación.
-¡Tú estás muerto! -Gritaba aun dormida- ¡Déjame en paz!
-Señorita ¡Despierte! –Ordenó el médico. Tom se acercó hasta ella- ¿Usted que hace aquí? Salga por favor.
-¡No! –Se negó el guitarrista- Ella me necesita… déjeme aquí con ella. El doctor se encogió de hombros.
-Esta bien Sr. Kaulitz –Ordenó a las enfermeras que salieran y después se retiro él.
-Tom, no quiero estar en la oscuridad –Dijo Debany completamente asustada- Por que el va a estar ahí. –Tom la abrazó.
-No, él ya no va hacerte daño –El guitarrista vio a su alrededor y observó la ventana- Debany, correré las cortinas y apagaré la luz ¿Okey?
-¡No! –Respondió rápidamente- No por favor. –Suplicó.
El guitarrista corrió las cortinas y se aproximó al interruptor y apagó las luces. Debany comenzó a sollozar, Tom caminó hasta ella.
-Tranquila, no va a pasar nada, te lo prometo. –Acariciando su rostro, Debany tembló ante el contacto de Tom.
El guitarrista se sentó a un lado de Debany, se aproximó hasta sus labios y comenzó a besarla. Debany seguía sintiendo miedo, pero las caricias y los besos de Tom le brindaban otra vez confianza, se dejó llevar por el momento y sin darse cuenta ya estaban acostados en la pequeña cama. Tom acercó a Debany hasta tenerla lo más cerca posible, ella se sentía otra vez protegida.
-Nadie te va a lastimar –Le susurró Tom a su oído- Siempre estaré para protegerte.
-Tom… ya no siento tanto miedo –Le confesó con una pequeña sonrisa.
La chica se volvió a dormir, Tom en todo la noche la admiraba, la volvía a tener entre sus brazos y esta vez nadie los separaría, al fin iban poderse amarse sin ninguna mortificación, al fin podían estar juntos sin personas que los lastimen, al fin podían ser felices en este mundo loco donde lo único que importa es vivir con las personas que te aman. Felices y disfrutando de la vida, así es como iban a vivir ellos ahora en adelante, felices y con las personas que los aman y que se preocupan por ellos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario