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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

5 mar 2011

Cap.52 ¿Quién es realmente Kiro?

No era por exagerar, pero la casa tenía como 30 habitaciones y todas completamente grandes y con decoración del siglo XV, se veían muy bonitas. Después del gran recorrido llegaron a la gran puerta de cristal que daba a la terraza. Más no entraron o más bien salieron ahí.

-Cuando quieran, pueden ir –Dijo Bill dando una débil sonrisa, debajo de las cortinas se observaban los tenues rayos del sol. Las dos chicas asintieron extrañadas.
Después de recorrer como 10 pasillos, se detuvieron en uno con otras 15 puertas ahí. Pero se detuvieron en dos en especial.
-Esta es tu habitación Ashley –Le avisó señalando la puerta de la izquierda- y la otra es la tuya Kathia –Dijo señalando la puerta de la derecha- dejaré que se instalen para que se pongan cómodas.
-¿Instalar? –Soltaron las dos al mismo tiempo.
-No nos vamos a quedar Bill –Dijo Kathia- ¿Bill? –Claro, ya se había ido.
-¡Perfecto! –Exclamó Ashley sarcástica- esto era lo último que nos faltaba. –Se quejó.
-Tenemos que irnos, tan siquiera para avisar a nuestras ma… ¡Los celulares! –Dijo victoriosa.
-¡Claro! –Le siguió su amiga recordándolo. Checó las bolsas de sus pantalones, nada. Se checó por todos lados… no tenía el celular. Golpeó su cabeza contra la puerta mientras trataba de calmarse- Lo perdí cuando nos caímos del estúpido autobús.
-Tú, pero ¡Yo no! –Le dijo enseñando su celular y con una gran sonrisa marcó al número de su madre mientras que Ashley, se retorcía por dentro por haberlo perdido.
-¿Y? –Preguntó triste por su querido celular. Kathia colgó y la miró desilusionada.
-En este lugar no hay señal.
-¡Ah! –Y volvió a golpear su cabeza contra la puerta-¡No quiero estar aquí! ¡Quiero irme! ¡Quiero saber que pasa! ¡Quiero saber lo que nos ocultan Bill y Tom! ¡Quiero saber cómo esta Travis! ¡Quiero saber cómo esta mi mamá! ¡Quiero saber… dónde está Tom! –Exigió rompiendo a llorar- Quiero…quiero que todo esto acabe. –Kathia abrazó a su amiga fuertemente.
-Todo estará bien Ashley, sea lo que sea, ellos nos mantendrán a salvo. –Murmuró.
-Quiero estar sola –Y dicho esto abrió la puerta de ‘su habitación’ y entró.
Un peinador rustico con un gran espejo: cremas, pinturas, peines, broches; arriba de éste. Un armario con vestidos de siglos pasados, nada de ropa actual. Pinturas de paisajes sobre las paredes, una puerta que se dirigía al baño. Y toda la habitación de un color marrón que le daba un toque elegante.
Una gran cama, que si la veías jurarías que era la más cómoda del mundo con sus acolchonadas sábanas y almohadas.
Ashley caminó hasta ella y con cuidado se acostó abrazando una de tantas almohadas que tenía esa cama.
-Su hora, ya llego.
-Yú tiene hambre.
-Nosotros, tenemos hambre.
-Parece que ha pasado casi una eternidad desde que no he comido tan delicioso.

¿Por qué ellas? ¿Por qué las siguen a ellas? ¿Qué es lo que tienen, que desean con toda… su alma, para matarlas? Lo que ocultan Bill y Tom es sobre eso, estaba muy segura.
No se encontraba a gusto, sabía que su mamá ya le debió de haberle hablado a la policía para comenzar con su búsqueda. Al menos que… Ryan le haya dicho todo; qué raro, primero la insulta, le desea lo peor, pero aún así, la quiso proteger. Todavía la quería y por eso sabe que no le va a decir nada a nadie.
Se encontraba completamente exhausta, observó sus brazos: raspados con moretones y llenos de tierra. Y no quería observar sus piernas, sabía que estaban exactamente igual. Se volvió a acomodar entre las sábanas y sin saberlo, se quedó dormida.



-¡No me atraparás! –Sueños, otra vez estos sueños ¿Cuándo me dejarán?
Soy yo, corriendo… Estos pasillos ya los he visto; Claro, estoy en esta misma casa… pero no en esta época. Corro de alguien ¿Huyo, pido ayuda? No, solamente juego con esa persona.
-Ja, ya verás que sí –Y esa persona era Tom. Yo rió sin parar, me divierto como nunca. No puedo entender cómo puedo correr con estos vestidos, tal vez, era la costumbre ¡Da igual! Es solamente un sueño, ¿no?
Tom ya no estaba, al fin lo perdí. Me recargue en la pared del pasillo tratando de tranquilizarme; seguía riendo ¡Por dios, cállate! Me va a escuchar sino me calmo. Respiré hondo y al fin pude calmarme. Me acomodé mi vestido y mi cabello que… ¿Cómo rayos estoy peinada? Bueno da igual, creo que mi yo del pasado si sabe.
Espere en ese pasillo a que Tom me encontrará. Espere y espere… pero no, nada. Camine una y otra vez por ese pasillo y no, ni rastro de Tom. Pero que malo ¡Se olvidó de mí! Mmm, tal vez Bill le habló. La verdad es que no habido movimiento en la casa, estoy sola. Okey, aprovecharé para darle un vistazo, la verdad es que he estado aquí mucho tiempo y no la he visto por completo.
Saque mi pequeño abanico de mi manga derecha… que raro sonó eso. Esta época sí que está llena de sorpresas.
Recorrí cada pasillo de esa mansión, entre y salí de cada habitación, subí y baje escaleras, parecía que esta casa no tenía fin.
-Ariadna…
-¿Hum? –Voltee hacia el pasillo ante el llamado. ¿Ariadna? Genial, ahora me llamo así. Creo que ya me soñé con ese nombre, tal vez… sea la continuación de ese sueño.
Camine dentro del pasillo y me quedé en silencio a ver si volvían a llamarme, pero no, no lo hicieron. Al igual que en los sueños, estoy loca. Bueno, ya que nadie me habla, seguiré por mi propio recorrido.
-Ariadna –Otra vez ¡Pero no es nadie!
-¿Quién es? –Pregunté volteando a todos lados. La voz no se me hacía conocida, era como un susurro que provenía del viento, pero aún así era gruesa.
-Ariadna, Ariadna, Ariadna… ven a mí.
-¡Ah! –Mi cabeza, me duele mucho. Dejé caer mi abanico, para así, taparme mis oídos. No toleró esa voz, es fuerte para mí.
-Ariadna, ven… ven conmigo Ariadna
-¡Agh! ¡Cállate! –Chillé. Mientras me dejaba caer de rodillas, esa voz aturde.
-Ven conmigo Ariadna… -No. No. No. No accedas, no lo escuches. No- Ven mi amor, ven –No… no… Esa fuerza de voluntad disminuía. Me levanté con delicadeza, perdí la razón del tiempo, sentía que flotaba. Me olvidé de todo, solamente quería escucharlo a él- Si, acércate, para que podamos estar juntos.
Camine hacia la 3° puerta y con cuidado la abrí. Entre en esa habitación, no me detuve, me acerqué a él y lo abracé lo más fuerte que pude. Él acarició mis brazos y recorría mi cuello con sus labios hasta llegar a los míos.
Me dejé llevar, quería que me besara, que me tocara, quería complacerlo. Fui su títere en ese momento, no me importó.
Nuestras lenguas se acariciaban desesperadamente, solo nos separábamos para tomar aire. Sentí sus colmillos sobre mis labios, me dio una pequeña mordida, lo disfruté. Me aferró a él tomándome de las caderas, mientras el beso aumentaba cada vez más, no quería que parara. Hizo que girara, levantó mi cabello y besaba mi nuca, mientras que con su otra mano desabrochaba mi corsé, su tacto era frío pero excitante. Yo cerré mi boca tratando de no soltar pequeños gemidos.
Mi corsé ya estaba en el piso, de la parte de arriba me encontraba completamente desnuda, sus manos recorrían cada parte de mi piel. Me hacía daño, me apretaba, pero me gustaba. Sin separarnos y sin que él dejará de besar mi hombro, caminamos hasta la enorme cama. Yo me giré a él haciendo que se desasiera de su elegante saco negro, desabroche su blanca camisa, dejando su perfecto pecho al descubierto. Lo acaricié hasta llegar a su cuello y di pequeños besos en su abdomen dejando marcas rojas sobre su pálida piel. Él me tomó de mis muñecas y bruscamente hizo que me acostara; mi falda, prácticamente, ya no existía. Besaba mis pechos lastimándome completamente, pero no quería que parara, quería que siguiera, yo me aferre de su cabello disfrutando de él. Comenzaban los gemidos. Me penetraba rápido, yo rogaba por más. Sabía perfectamente que su espalda se encontraba arañada y los rasguños seguían cada vez más. Dolía, pero era más el placer. Delicadamente me levanté y yo eché mi cuello hacia atrás, él volvía a besarlo. Entreabrió su boca y pude sentir sus colmillos salir.
-Ahh… -Esa sensación punzocortante… se sentía tan bien. Seguía succionando, me alegraba saber que le gustaba. Dejó de hacerlo y jaló de mí para que volteara a verlo. Su boca estaba llena de sangre, de mí sangre.
-Solamente eres mía –Susurró lamiéndose los labios- No dejarás que nadie más te toque –Advirtió.
-Nunca… Kiro.

Continuara***
Sorpresa, ¿No? Que tengan un buen fin de semana queridos lectores(:

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