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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

8 abr 2011

Cap.63 Basta de secretos

Aunque sabía perfectamente que no lo volvería a ver, esa foto la mantenía vi...












-Abuela, perdón por interrumpirte.
-¿Qué pasa Máyela? –Me preguntó confundida.
-Podrías repetirme… -Voltee a ver a mi hermano-… ¿Cómo era esa foto?
-Hmm, claro –Me respondió extrañada. Yo metí la mano en la bolsa de mi pantalón, esperando- era un niño, su cara parecía de bebé aunque tenía como 7 o 8 años, su cabello era medio largo, traía un sombrerito de con una camisa de botones y se encontraba fajado desde el ombligo por una pequeña bermuda.
-¿Cabello medio largo? –Volví a repetir.
-Sí –Me respondió frunciendo el ceño, estaba completamente confundida.
-¿Recuerdas como era el fondo de la foto?
-Máyela, ¡Es una historia! –Me recordó anonada.
-Como es una historia y tú la inventaste, no te será difícil inventarme el paisaje –Respondí alzando una ceja. Mi abuela soltó un pesado suspiro.
-No sé, es… -Se quedó callada y vio hacia el techo- la fachada de una casa –Samuel y yo volteamos a vernos. Yo agarre muy fuerte la foto arrugándola otro poco más- ¿Feliz?
-Algo así como… -Hablé caminando hacia ella-… ¿Está foto? –Le pregunté restregándosela en su rostro.
Mi abuela, abrió sus ojos. Estaba sorprendida.
-¿Dé donde la sacaste Máyela? –Murmuró anonada- ¿¡De dónde la sacaste?! –Me preguntó… molesta. Nunca se había puesto así.
-Es hora, de qué nos digas la verdad abuela.
Ella se levantó molesta y me arrebató la foto, yo fruncí el ceño.
-Ya les había dicho que ¡No me gusta que agarren mis cosas! ¿Dónde la encontraron? –Volvió a preguntar.
-Aquí –Habló Samuel. Las dos volteamos con él y vimos que la pequeña tabla que cubría el hueco en el piso, ya no estaba- Abuela, esta historia… no la inventaste tú –Aseguró Samuel.
-¡Claro que la inventé yo! Por dios, los vampiros no existen –Decía caminando hacia él.
-Ya no nos mientas abuela –Le rogué- Si la inventaste tú ¿Cómo explicas la foto? ¿Por qué estaba escondida ahí? –Pregunté señalando el hueco- ¿Qué son todas esas cosas?...
-¿Y cómo explicas el diario? –Preguntó Samuel mostrándoselo.
-Ah… -Vimos como sus ojos se llenaban de lágrimas. No. No quería verla llorar.
-No llores abuela –Supliqué asustada acercándome a ella. La abracé, pero ella se corrió. Samuel, le entregó la libreta. Ella sonrió de medio lado y la abrazó.
-Solo queríamos saber la verdad –Dijo Samuel.
-Son muy astutos –Admitió limpiándose las lágrimas- Siéntense –Nos ordenó por lo bajo mientras ella volvía a su mecedora.
Dejó la libreta descansando sobre su regazo y a la foto, que la sostenía entre sus manos, la acariciaba con su dedo pulgar mientras cerraba sus cansados ojos y respiraba profundamente.
-¿Tú conociste a las chicas de la historia? –Preguntó Samuel.
-No –Murmuró.
-Entonces, ¿Cómo tienes sus pertenencias? –Le pregunté confundida. Nuestra abuela, alzó la mirada para vernos. Dejo de acariciar la foto, y se la llevo a su corazón.
-Por qué… son mis pertenencias –Nos respondió con un hilo en la voz.
-¿¡Qué?! –Exclamamos Samuel y yo al mismo tiempo. Mi abuela… mi abuela es… ¿Cómo es posible?
-Pero… pero… no es posible –Dijo Samuel anonado- Tú eres Adalia Dagmar…
-No, mi verdadero nombre es Ashley Triana –Corrigió.
Sentí una horrible punzada recorrer todo mi cuerpo al escuchar eso. Jamás me imagine algo así, nunca… nunca me lo espere.
Esta es su historia, su verdadera historia. Su verdadero sufrimiento ¡Todo es verdad!
-En-enserio… ¿Pasaste por todo eso? –Pregunté sorprendida y asustada.
-Por eso y más –Respondió tristemente.
-Abuela… no… ¡Los vampiros no existen! –Gritó Samuel.
-Yo también lo pensaba –Admitió esbozando una incrédula sonrisa- Y mira… resulto que soy algo importante en ellos.
-Entonces… tú… y ese vampiro, Tom –No sabía exactamente lo que estaba diciendo o a lo que quería llegar- ¿Tom era…?
-Él no es tu abuelo –Aseguró.
Deje caer todo mi peso al piso. Trataba de asimilar todo esto, es tan… extraño.
-No, por supuesto que no lo era –Me regaño Samuel.
-Abuela… estoy confundida, ¿Qué paso con Tom? ¿Con tu amiga Kathia? Con… ¿Con tu familia?
-Siguieron su camino ya escrito –Respondió con un nudo en la garganta- y yo, escribí el mío.
-Junto… con mi abuelo –Dijo Samuel. Mi abuela asintió.
-¿Por qué? –Pregunté anonada.
-Creo que es momento de… continuar la historia. Mi historia –Habló apretando más la foto contra su pecho.
Samuel y yo nos acomodamos en el frío piso. Listos, para escuchar la verdad.



1 comentario:

  1. ¡Ay no!


    Esto ya no me gusto!


    ¿Como q no se quedan juntos?





    ¡No se vale!



    ¿Pero reencarnana no?



    ¿o ya no?


    ¿ya no se encontraran de nuevo?


    ¡Ah, no!




    ¡Voy a llorar!

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