Cap. 38 La pesadilla comienza (Parte II).

— Bienvenida Ashley –Saludó el menor de los Kaulitz- Ha llegado el momento de saber todo acerca de nosotros, pero sobre todo, saber la verdad sobre ti.

— ¿Sobre mí? –Cuestionó la chica desconcertada y los vio ingenua- ¿A qué te refieres?
— Hace décadas, solo existía un vampiro sobre la tierra –Habló Gustav- Lo llamaron ‘Drácula’, él atormentó por décadas el pueblo de Transilvania: mató a los hombres y niños y secuestró a las mujeres para así, darle nacimiento a los de nuestra especie.
— Pero un día, ese pueblo se hartó –Avisó Georg.
— Los pueblos vecinos decidieron unirse a los pobres pueblerinos afectados hasta ser un total de más de doscientas personas, ellos atacaron antes de que anocheciera y masacraron a los recién nacidos haciendo que los mayores huyeran, pues no eran lo suficientemente fuertes para combatirlos y menos siendo de día –Relató Bill- Pero dos de nosotros no huyeron: Drácula y Gordon Trümper, su más fiel discípulo.
>> Gordon debía de proteger a su amo, pues sabía que éste solo era lo suficientemente poderoso cuando la luz de la luna iluminaba su ser, pero Drácula sabía que sería en vano: los matarían a los dos. Pero él no iba a permitir que sus hijos muriesen, él no los iba a dejar desprotegidos, los vampiros debían de seguir existiendo sobre todas las cosas, porque ellos, eran los únicos que merecían gobernar este mundo, así que, antes de que los humanos llegaran a su castillo, le ordenó a su discípulo que trajera lo que sería la salvación de nuestra especie: Dos vidas humanas, dos bebés.
Drácula extrajo toda su fuerza vital y la vació en esas dos pequeñas criaturas, de ésta forma, su fuerza jamás se desvanecería.

— Déjalas aquí, ellos se las llevarán y una familia las adoptará como suyas. Cuando sea el momento Gordon, regresa por estas dos fuentes de energía y úsalas para que nuestra especie no muera. Solo el rey y sus herederos podrán beber de mi sangre –Le dejó en claro. Gordon apartó la vista de las dos pequeñas que lloraban al sentir la sangre de aquél demonio introducirse en sus pequeñas bocas.
— ¿El rey? Pero Señor, ¡usted siempre será nuestro único rey! –Repuso.
— Gordon, desde ahora, tú serás el que cuide de nuestros hijos.
— ¿Qué?
— Mi querido discípulo, tú has sido digno de mi confianza, por eso, eres digno de mi trono.
— Pero Señor… yo no…
— Huye Gordon, los humanos están cerca con estacas y antorchas, huye antes de que quemen el castillo.
— Señor –Susurró desesperado. No podía dejarlo solo.
— ¡Abre demonio! –Le exigió el líder de los pueblerinos desde la entrada del castillo- ¡Abre la maldita puerta! –Fuertes golpes se escuchaban, varios hombres se habían juntado para abrir la enorme puerta con un grueso poste de madera- ¡Más fuerte muchachos! –Gritaba furioso.
Gordon volvió a dirigir la vista hacia su amo, pero de él, solo quedaban cenizas y las dos bebés que lloraban a gritos.
— Le prometo que lo vengaré Señor –La puerta se abrió por fin.
— ¡Encuéntrelo y quémenlo! –Ordenó el líder y toda la multitud se esparció por el castillo.
— ¡Señor! –Lo llamó un joven completamente alterado- ¡Venga a ver! –El líder subió las inmensas escaleras ante el llamado de ese muchacho y se exaltó al ver las dos criaturas desnudas en el suelo.
— ¿Qué hacemos? –Preguntó volteando a verlo- ¿Las matamos?
— Espere –Le rogó impidiendo su paso con su brazo. El líder caminó hasta una de ellas y se puso de cuclillas- Ellas no tienen marca alguna, al parecer, llegamos antes de que esos malditos demonios terminaran el trabajo –Inquirió y las alzó con cuidado- Salgan todos de aquí y quemen el castillo.
— Sí señor.
— Tranquilas pequeñas, ustedes se convertirán en las hijas de mi esposa.



— ¿Qué tiene que ver todo eso conmigo? –Preguntó Ashley con un hilo de voz.
— Yo soy una de esas niñas –Habló Kerstin dando un paso al frente. Ashley se aferró más fuerte al brazo de Tom, sus ojos estaban hinchados y su mandíbula no dejaba de temblar, estaba asustada- Tú eres la otra bebé.
— No –Negó incrédula y retrocedió.
— Por eso Andrew te necesita, requiere tomar la sangre del Rey para poder subir al trono –Explicó Tom con un nudo en su garganta- Ashley, en tus venas corre la sangre del primer Gran Vampiro.
— ¡No! –Gritó sintiendo un horrible dolor en su pecho- ¡Yo no tengo nada que ver con él! ¡No tengo nada que ver con ustedes! –Les escupió aterrorizada- ¡Esta es mi sangre! ¡Mía! –Les dejó en claro y se alejó de Tom.
— Ashley, cálmate por favor –Le rogó Andrea.
— Nosotros no te vamos a lastimar, solo vamos a protegerte de Andrew –Recalcó Beatriz.
— No permitiremos que él te toque, y no permitiremos que el suba al trono –Dejó en claro Gustav pero Ashley negó.
— ¡¿No me escuchan?! ¡Es-mi-sangre! –Repitió y retrocedió una vez más- Se están equivocando de mujer –Aseguró entre dientes.
— Ashley, sé que esto es difícil pero trata de escucharnos –Imploró Tom.
— Yo no quiero escucharte.
— Ashley ¡vuelve! –Le ordenó al ver que la chica corría hacia el bosque y sin pensarlo dos veces, fue tras ella.
— Solo los hijos del rey pueden subir al trono –Murmuró Kerstin y volteó a ver a Bill- Andrew, todo este tiempo… ¿ha sido tú hermano? –Preguntó anonada ¿Cómo le pudo ocultar algo así?
— Yo no quería que supieras sobre él –Contestó Bill apretando sus manos- Solo quería mantenerte a salvo.
— ¿A salvo? ¡¿De qué?! ¡Por dios Bill! ¿Es que nunca me vas a tener confianza?
— ¡No es eso Kerstin!
— ¡¿Entonces?! -Miró a las otras dos parejas- ¿Ustedes lo supieron todo este tiempo? –Nadie respondió.
— No hablaron porque yo se los ordené. No te dije nada porque tenía miedo a que te acercaras a él –Contestó al fin.
Una pelea se vivía en aquél lugar y una persecución se brindaba en lo interior del frondoso bosque. Ashley huía de ellos, necesitaba llegar a su casa, ir por Peter y macharse de aquél pueblo, aquella noticia no estaba en sus planes, ella pensó que solo escucharía la verdad sobre Tom, verdad que ya sabía gracias a Aubrey.
— ¿¡Cómo te atreviste a hacerme esto?! –Le reclamó furiosa sin dejar de correr. Aubrey le dijo que le había heredado una maldición, su maldición ¡Maldita! Ella no se merecía esto, ella no merecía lidiar con aquél infierno- ¡Yo no quiero estar en tu lugar! – Se negó, pero era demasiado tarde, además, Aubrey ni siquiera se lo había preguntado.
Ramas se quebraban a su alrededor, Ashley pudo escuchar al aire cortarse antes de quedar atrapada entre un árbol y él.
— Te dije que nos escucharas –Le repitió agitado.
— ¡Suéltame! –Le ordenó desesperada- ¡Yo no soy la que buscan! –Le volvió a decir comenzando a patalear.
— Ashley, la persona que cargaba consigo aquél poder en sus venas logró romper la maldición y de alguna forma cayó en ti –Le explicaba mientras la aferraba más a él para que dejara de moverse.
— Tom… -Murmuró exhausta y con la voz entrecortada-… yo no soy una herramienta –Dejó en claro y comenzó a llorar- Yo no soy su herramienta.
— No, porque tú eres una persona –Le dejó en claro y apartó sus brazos haciendo que Ashley quedara en libertad- No importa lo que ellos digan, tú solo eres una persona –Repitió juntando sus frentes. La chica se estremeció ante el contacto, Tom estaba más frío de lo normal- Una persona que estoy dispuesto a proteger.
— Prométeme que ellos me trataran como tal –Le rogó en susurro- prométeme que tú nunca me tratarás como una simple herramienta…
— Ellos jamás lo harán y yo, nunca te trataré de tal modo, siempre serás la mujer que protegeré –Ashley por fin pudo respirar.
— No permitas que Andrew se acerque –Suplicó y lo tomó de la nuca para acercarlo a ella.
— Lo mataré antes de que intente algo –Y ante esa promesa, el de trenzas no soportó más y la besó arrinconándola contra el árbol nuevamente.





















— ¡Ashley! –Gritó Ruth al mismo tiempo que golpeaba la puerta- Llegué tarde –Se dijo a ella misma dando un último golpe.
— ¿Ruth? –La voz de Peter hizo que se desconcertara.
— ¡Peter! ¿Qué haces… dónde…? –Balbuceó por un momento- ¿Dónde está Ashley?
— Supongo que en el trabajo –Respondió encogiéndose de hombros.
— ¿Y tú qué haces aquí? –Preguntó alarmada y tomó la mano del pequeño.
— Ashley me dejó con la Sra. Heiffer hace tres horas, pero un familiar de ella llegó para llevarla a donde están todos los autobuses –Ruth alzó la mirada hacia la casa de la anciana y observó que la señora venía dando pasos apresurados para su edad.
— Lo siento, Peter corrió al verte –Le avisó recuperando el aliento.
— Oh, está bien –Murmuró.
— ¿Está Ashley?
— No, ella aún no llega.
— ¿No te puedes hacer cargo del pequeño? Mi hijo llegó antes de lo esperado y tengo que marcharme ya –Le suplicó.
— Si, no hay problema, vaya con cuidado.
— Gracias, y dígale a Ashley que lo siento mucho –Ruth asintió.
— Peter, ¿tienes alguna llave? –Preguntó la chica.
— Si, mamá siempre me da una –Respondió sacando una copia de su mochila.
— Bien, entremos… quieres, eh, no sé ¿tomar algo?
— La Sra. Heiffer me estaba preparando chocolate caliente –Respondió con voz angelical.
— Uhm, okey, te prepararé un poco de chocolate –Accedió entrando a la casa, cuando el pequeño entró, Ruth cerró la puerta y se puso a preparar la bebida deseada- Veamos, ¿dónde pone Ashley el chocolate? –Preguntó para ella misma al ver diferentes puertas en la alacena, al abrir una, pudo ver una bolsa de malvaviscos- ¡Hey Peter! ¿Quieres malvaviscos? –Preguntó sonriendo y volteó hacia la sala: la puerta estaba abierta y Andrew se encontraba en la entrada- ¡Peter cierra la puerta! –Le ordenó corriendo hacia donde estaba el pequeño y aventó la bolsa de malvaviscos hacia el piso.
— Entonces, ¿me invitas a pasar? –Preguntó Andrew esbozando una sonrisa- Así podremos jugar –El pequeño meditó un poco. Una noche, Tom le había advertido acerca de él, pero Andrew era su amigo y los amigos se suponen que no hacen daño.
— Pues… no sé –Respondió al fin.
— ¡Oh! ¡Por favor! –Suplicó.
— ¡Lárgate! –Ordenó Ruth atrayendo al niño hacia ella y aventó la puerta para cerrarla, pero Andrew la detuvo.
— ¿Qué pasa Ruth? ¿Ya no somos amigos? –Preguntó encarnando una ceja.
— ¡Vete de aquí! –Gritó tratando de empujar la puerta, pero la mano de Andrew en ella impedía que se moviera.
— Pero Peter no quiere que me vaya, ¿cierto? –El niño no hizo movimiento alguno, estaba asustado por la actitud de Ruth.
— ¡Peter corre a tu cuarto! –El niño no se movió.
— Oh Ruth, lo estás asustando –La regañó y negó- Peter, ¿por qué no me invitas a pasar para hacer que Ruth deje de gritar?, ¿te parece? –El niño asintió.
— No me gustan los gritos –Murmuró Peter con tristeza. Los ojos de Andrew cambiaron a su color rojizo haciendo que Ruth se exaltara.
— ¿Qué eres? –Preguntó asustada, pero no soltó la puerta, debía de proteger el pequeño.
— Tranquilo Peter, ya no habrá más –Le aseguró abriendo completamente la puerta haciendo que la mitad de la madera se trozara. Ruth retrocedió y rápidamente cargó al niño en brazos- Que comiencen los juegos –Ordenó poniendo su pie dentro de la casa. Ruth corrió.

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Bieeeeeeeeeeeeeeeeeeen, me preparo porque sé que me matarán en el próximo capítulo ._. hahah, pero mientras tanto, espero que les guste éste ;)! MAÑANA si hay clases :c y presento inglés ._. xd no me va mal en la materia pero los examenes de este semestre están horribles D: así que no sé que esperarme ._. en fin! Espero que ustedes hayan empezado bien su semana(: Los quiero <3