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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

22 jul 2012

Capítulo veintiséis



El recorrido al baño fue común y corriente, ninguno de los dos se volteaba a ver y parecía no importarles; Kimberly se detuvo y miró de reojo a unos policías que se encontraban platicando al final del pasillo, los uniformados, al verla, pararon su charla y Kimberly siguió nuevamente su camino. Tom, vio aquella escena extrañado pero le dio más importancia seguirle el paso a la paciente.

—Uh, bueno… eh, aquí te espero —balbuceó al llegar por fin a los baños. Kimberly pasó su mirada de la puerta a donde se encontraban los policías; ellos, al volver a sentir los ojos de la paciente prefirieron irse y Kim, al verlos marchar, decidió por fin entrar al baño. 

Tom soltó un suspiro y se recargó en la blanca pared cruzándose de brazos esperando a que terminara, volteó hacia donde habían estado aquellos policías y supuso que eran ellos los que estuvieron cuando Kim tuvo el ataque. Tal vez no había algo gracioso en ello, pero para Tom sí y no pudo evitar soltar una pequeña risa, al parecer, los policías no eran tan rudos. 

Al escuchar que la puerta se abría, se despegó de la pared y espero a que Kim se adelantara un poco, pero la chica no se movió. 

—¿Sabes si volverán a interrogarme? —preguntó con la mirada baja y con un nudo en su garganta. Tom se encogió de hombros. 

—No lo sé Kim, lo siento. —la chica asintió—. Dudo que el Dr. Jost les permita volver. 

Kimberly seguía sin moverse, tenía tantas cosas en su cabeza que no sabía cómo ponerles orden: Sam, Bill, Tom, los policías, el asesinato, David, ella; no sabía qué hacer primero: si arreglar el problema de Bill para que así él y Tom desaparezcan de su vida o pedir con desesperación los electroshocks para así, no ver en un buen tiempo a Sam ni a nadie y poder estar a salvo, pero, si eso hacía, también dejaría de ver a Bill y si eso pasa, la petición de éste se alargaría y ella solo se atrasaría en su recuperación. 

Cerró suavemente sus ojos, Bill y Tom irían primero: sería corta y directa, decirle a Tom todo lo que Bill quiere que sepa sería algo sencillo, allá él si no le quiere creer, ella ya se zafaría de ese asunto y volvería a concentrarse en los suyos. Suspiró. 

—¿Pasa algo? —no respondió.

Aunque el asunto de los gemelos sería un poco pesado, tendría que hablar con Tom como si le tuviese confianza, además, tenía que ganarse al cien por ciento la de él, cosa que —cree ella—, estaba logrando hasta que pasó lo del asesinato. Como sea, tendrá que hacerlo todo otra vez y desde el principio, aunque eso signifique escuchar una y otra vez la historia de Bill —historia que ya se sabe muy bien—, y soportar los lamentos de su débil guardia. Todo sea por quitarse un problema de encima. 

—No, nada —respondió y por fin comenzó a caminar, Tom la siguió. Kim debía de aprovechar esa pequeña caminata para comenzar a entablar una conversación con él, aunque no tenía ni idea de cómo comenzar pues nunca pudo tener conversaciones normales con gente normal; tenía que esforzarse—. Uh… ¿cómo, cómo siguió tu hermano? 

—Ha estado bien —respondió dando una corta sonrisa—, bueno, está como siempre… tu sabes —murmuró mirando el piso. 

—Si, lo sé… —agachó su cabeza y Tom la miró de reojo, ¿qué mosca le había picado?

—Y, eh, ¿tu cómo estás? 

—¿Dejando a un lado que estoy involucrada en un caso de asesinato? Estoy muy bien —respondió con un poco de sarcasmo, Tom rió. 

—Al menos te lo estás tomando bien —la chica subió y bajó sus hombros. 

—¿Qué más puedo hacer? Solo esperar a que el caso se arregle para terminar con el encierro en la oficina de mi psiquiatra y volver a mi encierro de siempre —Tom hizo una mueca.

—Suena algo… ¿aburrido? 

—Lo es, al menos en mi habitación tenía mi material para dibujar —murmuró. La verdad, extrañaba ese único pasatiempo. 

Tom dejó de caminar y miró a uno de los pasillos que guiaban hacia la gran escalera, tenía una idea. —Kim, espera. Le puedo pedir al Dr. Jost que te lleven tus materiales de dibujo antes de irme, si quieres. —le informó.



*



El dibujo comenzaba a tomar forma al ir borrando excesos. No había sido fácil convencer a David, pero al final accedió y al parecer, iba a acceder a muchas peticiones de Tom sobre Kimberly; él comenzaba a notar que por fin lograron una conexión de confianza y si Tom lo pedía, era porque su paciente realmente lo necesitaba. Cualquier cosa para mantenerla tranquila. 

—¿Qué es esto? —cuestionó el Dr. Baecker quitándole la hoja del escritorio. Su expresión fue de horror al ver al nuevo personaje de Kim y volteó a ver al Dr. Jost —quién aún se encontraba en el marco de la puerta— para exigirle que se acercara a ver la nueva creación de su paciente.

—Kimberly, podrías decirme… ¿quién es él? —preguntó sin despegar los ojos de la hoja. La chica dejó el lápiz sobre el escritorio y escondió sus manos debajo.

Agachó levemente su cabeza y se encogió de hombros. 

—Es… el asesino —respondió con dificultad. 

Sorprendido, Baecker le entregó la hoja a David restregándosela en el pecho. —Prepárala para una sesión de electroshocks. —el psiquiatra, con preocupación tomó la hoja y no miró a su jefe en ningún momento pero si a Kimberly y se sintió tan mal, porque aunque ella lo había pedido desde hace ya unas semanas, sabía que le aterraba demasiado y pudo percibir como una escondida lágrima bajó por su mejilla a lo que ella, agachó más su cabeza. 

—Toda esta pesadilla termina hoy —aseguró el Director. 

—Espera, ¿qué es lo que dirá? —le cuestionó un poco alarmado. Baecker miró sobre el hombro de David a la paciente. 

—Me las arreglaré con los investigadores. Todo terminará como suicidio. No más.
Y dicho esto, se marchó.

—Kimberly, no te someterás a los electroshocks si no quieres —le informó volteando a verla. 

Ella, cerró fuertemente sus ojos y soltó un pesado suspiro, al parecer, sus planes no iban a resultar como ella esperaba. 

—No lo quiero… pero tú sabes que realmente los necesito —susurró.



***

La mochila de Tom iba siendo arrastrada por él mismo, se sentía algo cansado pero nada iba a evitar que viera a su hermano. Al lograr visualizar a Gordon sentando en una silla lejana, sonrió, parecía que había pasado una eternidad sin ver a su papá, pero al ver en su rostro de tristeza, la sonrisa de Tom se desvaneció y se quedó congelado en medio de la sala de espera negando repentinamente; Gordon, se levantó y casi corrió hacia él y lo tomó por los hombros, tratando de tranquilizarlo antes de que rompiera en llanto, apretó el agarré un poco más y soltó un suspiro. 

—Sufrió un infarto —pudo sentir como su hijo se tensaba—, el doctor logró estabilizarlo. Todo está bien ahora.

—Tengo que ir a verlo —se apresuró aventando los brazos de su padre, pero Gordon lo logró detener de su suéter.

—No, el Doctor no nos permite pasar, dice que debemos dejar que… que descanse.

—Pero, Bill —musitó mirando la puerta de su habitación—. Yo, yo tengo que… —balbuceó. Gordon, lo guió hacia unas de las sillas y tomaron asiento. 

—Él sabe que estás aquí, no te preocupes. 

—Papá, ¿qué pasó, por qué decayó? —cuestionó con un hilo de voz. Gordon frunció sus labios y bajó su cabeza; no podía decirle, se lo había prometido a Simone. 

—No lo sé Tom, no lo sé. 

Los puños de Bill estaban apretados, estaba furioso. ¿Cómo se atrevían a ocultarle la verdad? Él debe saber que su verdadero padre volvió, que Jörg está nuevamente en la ciudad. Gruñó. Si él tan solo pudiera salir de la habitación, si Tom tan solo pudiera verlo. —¡Aaah! —gritó con furia logrando arrancar una de las persianas.—¡Papá está aquí, Tom! ¡¿Me escuchas?! ¡Él… él está aquí! —avisaba entre gritos y lágrimas de coraje. Todo eso era algo inútil 

—¿Qué sucedió? —cuestionó Simone acercándose a su esposo y a su hijo. Ellos, de pie, la miraron algo confundidos.

—Al parecer una persiana se cayó —informó el de trenzas volviéndose a sentar. 

Si él tan solo mirará más allá de aquella ventana oscura, si no tuviera la mente cerrada como todos los demás, él… él pudiera ver a su hermano y poder sentirse completo otra vez…

“Yo solo quiero que ésta pesadilla termine” pensó Tom y al otro lado del pueblo, Kimberly se encontraba deseando lo mismo.

La última persona que vio antes de cerrar sus ojos, fue a David, se encontraba al otro lado de la ventanilla: la miraba como un padre preocupado por su niña. Escuchaba como las enfermeras se movían a su alrededor, estaban preparando a la máquina y la banda ya estaba colocada en su cabeza.

—¿Estás lista? —preguntó el doctor, pero ella no le contestó. 

El Dr. Baecker le dio la señal a su enfermera y ella asintió encendiendo la máquina; escuchar la cantidad de volteos que recorrían los cables la ponían cada vez más tensa y como siempre, su mente le ponía a recordar todo lo que había visto a lo largo de su vida: era como una secuencia de imágenes que pasaban velozmente frente a sus ojos, al llegar casi al presente, las imágenes iban cada vez más lentos, la “película” llegaba a su fin, estaba a punto de pasar la última imagen y ese era, el rostro de su nuevo guardia, Tom.

Sus ojos se abrieron, las descargas habían llegado a su cabeza. Su cuerpo se echó para atrás y apretó los dientes más que pudo, no iba a gritar y no iba a llorar; no quería mostrarse débil enfrente de ellos.
La máquina fue apagada y Kimberly, automáticamente cabeceó. 

—Llévenla de nuevo a su habitación —escuchó a lo lejos. 

Su cuerpo estaba cansado y todo en ella se iba debilitando pero logró sacar una débil y escondida sonrisa: la imagen de Tom sonriéndole seguía intacta en ella.

Se durmió con la sonrisa del guardia plasmada en su mente.



***

Tom comenzó a sentirse incómodo y empezaba a removerse en la silla, su estómago sentía un revoltijo, estaba algo ansioso. Volvió a mirar hacia la habitación de su hermano y parecía que todo estaba tranquilo, no había motivo alguno para sentirse de esa manera.

—¡Tom! 

El de rastas se levantó al escuchar a Iris llamarle, extrañado, la abrazó. Ella se sentía más cómoda cuando él no estaba en el hospital, así, podía mostrar lo que en verdad sentía al estar enfrente de Bill, por ende, se le hizo raro verla en el hospital en la mañana.

—¿Cómo está él? —cuestionó mirando la ventana donde yacía el menor Kaulitz.

—Bueno, uh, él… —se rascó levemente la nuca—, él sufrió un infarto pero… —suspiró—, ya está todo bajo control.

Tom pudo notar como el labio de su amiga tembló, Iris bajó su cabeza y comenzó a negar.
—Hoy tuve una sensación extraña desde la madrugada, no he estado a gusto y mi instinto me decía que algo malo estaba pasando. No sabía que podía ser, te juro que no creí que se trataba de Bill —calló por un momento—. La verdad, deseaba que no se tratara de él pero… 

—¿Tu instinto? 

—No sé cómo explicarlo —confesó—. Es una extraña sensación en el estómago, cómo cuando estás nervioso y te empiezas a sentir ansioso de la nada —Tom se enderezó, él se sentía así en ese mismo momento—. Bill… —susurró derramando lágrimas. 

Tom la volvió a abrazar. 

—Tranquila, ya todo está bien, él es fuerte. —Iris apretó sus labios y se separó de él. Se abrazó a sí misma y dejó de mantener contacto visual con él—. ¿Qué pasa?

—¿No crees que ya ha sido mucho? —Tom frunció su ceño confundido.

—¿Mucho? ¿A qué te refieres?

—Bill está sufriendo mucho, Tom, ¿no crees que es mejor si…?

—¡No! —gritó y la mirada de suplica de Iris se convirtió en una de susto—. ¿Cómo se te ocurre pensar así? ¡¿Acaso estás loca?!

—Tom, baja la voz —rogó. 

—Bill logrará salir de ese estado ¡él lo hará! Y si tú no tienes esa fe ¡mejor vete de aquí! —le gritaba furioso.

—T…Tom.

—Creí que eras su amiga —dijo con rabia. Eso logró lastimarla. 

—Te equivocas, yo no soy su amiga, ¡¡soy su novia!! —le gritó a todo pulmón. Los ojos de Tom comenzaron a llenarse de lágrimas: ¿novia? ¿Bill tenía pareja y nunca se lo había contado? La novia de su gemelo era su mejor amiga ¡¿y nadie le había dicho nada?!—. Y me duele tanto verlo en ese estado, ¡¿qué acaso no te das cuenta?! ¡Tu hermano está agonizando! Mi novio, el amor de mi vida… está sufriendo —susurró— y por más que me duela, sé que es lo mejor dejarlo ir. —Las lágrimas de Tom se detuvieron comenzando reflejar furia en sus ojos. 

—Si amarás a mi hermano, no pensarías eso —susurró. 

—Al contrario —desafió— porque lo amo, sé que es lo correcto y… de alguna manera, siento que él no los agradecería. Tom, ¿no recuerdas? Tantas enfermedades que Bill pasó, tantos malos ratos que estuvo en el hospital. Bill está allí —señaló la habitación— a causa de una enfermedad, su cuerpo es débil, él está débil; los doctores solo lo lastiman más y más y no logran ningún avance, ¿tú crees que Bill quiere seguir pasando por esto? ¡¡Contéstame!! —exigió ante su silencio. 

—Nadie separará a Bill de mí, ¿entiendes eso, Iris? Nadie —dijo con la voz ronca debido al llanto reprimido—. Es lo único que tengo —susurró.

Las manos de su amiga se convirtieron en puños, la ira se iba apoderando poco a poco de ella pero no iba a perder el control en ese lugar, iba a tranquilizarse, iba a hacerlo por Bill.

—Tom —sonrió ingenua—, dios, ¿cómo no me di cuenta antes? —el de rastas la miró confundida—. A ti no te interesa como se siente Bill, te da igual si sufre o no… lo único que te interesa es no quedarte solo… —inquirió mirándolo a los ojos.

—¡Yo no…! —calló desesperado— ¡Eso no es cierto! 

—¡¡Eres un egoísta Tom!! ¿Cómo puedes hacerle esto a tu propio gemelo?

—¡No sabes de lo que estás hablando, Iris! —aseguró entre dientes. La chica negó. 

—Yo lo amo Tom, amo a Bill con toda mi alma y si tu lo amaras… pensarías igual que yo. —Finalizó comenzando a retroceder.

—Yo amo a mi hermano —susurró con su llanto deprimido— ¡Yo amo a mi hermano! —Le gritó a su amiga y ella, pretendía no escucharle mientras se marchaba de ese lugar con lágrimas en sus mejillas.
Fue triste haber averiguado que su mejor amigo no dejaría descansar en paz a su novio y solo… solo por no estar solo.

—Yo amo a mi hermano —susurró con sus ojos rojos.

Él lo amaba, si, él lo hacía. No era egoísta, ¿verdad? Él no lo era, él... él solo… 

—…no quiero estar solo.

Aquellas palabras se quedaron en sus labios, nadie logró escucharlas, ni siquiera él.



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Aquí está el nuevo capítulo. Lamento la demora, sinceramente mi mente se bloqueó y ya no sabía como continuar con la historia y además, me distraía fácilmente con cualquier cosa y no me empeñaba en la novela como debía. Pero la inspiración volvió extrañamente gracias a una canción .-. que es muy hermosa lml y la he escuchado miles de  veces y me ha ayudado a terminar este capítulo :D y espero que así siga & también espero que ustedes sigan por aquí D: y que les haya gustado este cap! Graciaaaaaaaaaaaaaaaas por leerme <3 

4 comentarios:

  1. O.o Iris es la novia de Bill..
    Pobre.. Tom no creo q sea egoista o si??
    Aww Kim ya se enamoro de Tom..
    Siguela pronto. Me gusta como escribes..
    Bye ;)

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    1. Así es<3 el amor entre Tom y Kimberly se está haciendo cada vez un poco más evidente ¡por fin! kjdfhdkljfdsg. Y Tom puede que lo sea, un poco... ¿o no? e.e
      Gracias por leerme<3 :)

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  2. Iris Iris 77 No me ha caído nada bien
    aunque sea la novia de Bill, ella no entiende
    el amor de Tom a su hermano ¬¬ {por 1 vez en mi vida defiendo a Thomas <3} jajajajaj x) amigosha te ha quedado muy bueno este
    capítulo :D y me ha gustado el cambio que le has hecho al blog!
    Espero el proximo y espero que no te demoras tanto e.é
    tkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkm<3 Adiosin (:

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    1. Cuatro hojas amigoshaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa lml mi inspiración volvió & me siento muy bien respecto a ello *-* tanto que batalle :c tu sabeeeeeeeeeesD: xdd y Tom te ha robado el corazón en está historia, admítelo *-* pero sigue siendo un idiota wq!
      Se ve lindo el blog *-* creo que era hora de un cambio xd, gracias :3
      Iriiiiiiiiiiiiiis, no es tan mala :c xddd tkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkm amigosha<3 & espero que disfrutes el cap. 27 :3

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