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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

25 jul 2012

Capítulo veintiocho



Gustav jamás había estado tan molesto. Él sabía que los electroshocks no eran necesarios, él sabía que era una pérdida de tiempo, no funcionaban; lo único que lograban era lastimar a los pacientes y aún así, los doctores seguían usando esa técnica porque calmaban a los pacientes pero lo único que lograban era aturdirlos y bloquear sus energías. 

Ya había discutido demasiadas veces con el Dr. Baecker sobre esa medida, pero ¿quién era él para decirle a un Doctor que hacer? Solo era un niño estudiando medicina, que aún estaba en la introducción de aquella carrera; él no tenía voz ni voto en las decisiones del hospital… aún. 

—David, ¿cómo lo permitiste? —cuestionaba mientras lo perseguía por los pasillos del hospital.

—No quiero hablar de esto ahora, Gustav —advirtió poniéndole un alto con la mano, pero jamás detuvo su camino.

—Pensé que estabas de acuerdo conmigo, ¿no estabas en contra de los electroshocks? ¿No me ibas a apoyar? 

—¡Basta! —le gritó en su rostro—. No es tan fácil como tu mente lo ve, Gustav. Eres solo un muchacho, piensas que todo es simple, pero no es así. Así que deja tu mentalidad de niño y empieza a ver el mundo con ojos de hombre —aconsejó frunciendo su ceño. El guardia gruñó—. Las sesiones de electroshock se seguirán dando hasta que se demuestre que realmente no funciona.

—¡Pero lo han demostrado! 

—¡¿Quiénes?! Nómbrame a un Doctor que haya dicho lo contrario, nómbrame a un paciente al que no le haya funcionado. 

—Uno murió —le recordó.

—Sí, cuando recién se inventó ésta práctica. Ahora que ya se tiene el control, no ha habido accidentes —atacó—. ¿Algo más?

—Sí —respondió alzando su frente—. En el presente, si existe un paciente al que no le ha funcionado —David entrecerró sus ojos—: Kimberly. 

El Dr. Jost bufó bajando su cabeza y negó.

—¡Sabes que es cierto! —advirtió el guardia. 

—No pienso seguir con esta discusión, termina tu guardia, llega con bien a tu casa —se despidió comenzando a caminar. 

—¿¡Acaso no te sientes impotente?! Están lastimando a Kimberly: le aplicaron electroshocks cuando saben que no tuvo resultados positivos, ¡la lastiman sin razón alguna! Ya no saben qué hacer con ella —susurró.
Su saliva se volvió pesada al percatarse de que David se había detenido en medio del pasillo. Gustav sabía que el doctor se había encariñado con Kim, la veía como una hija ya que él nunca pudo tener familia, era por eso su persistencia en seguir tratándola, Jost, al igual que él, querían verla fuera del hospital. 

—Tienes razón… ya no saben qué hacer con ella —respondió retomando su marcha.



***

Kimberly había caído en un profundo sueño, al igual que Tom. Éste yacía dormido en la incómoda silla de madera y su mano, estaba sobre la de la paciente, brindándole algo de calor. 

Ninguno de los dos escuchó que la puerta de la habitación estaba siendo abierta; el guardia había entrado con suma cautela y se quedó de pie al ver aquella escena: no sabía si despertar a Tom o dejar que se quedara dormido y permitirle ser la compañía de Kimberly. 

Sus labios formaron una mueca.

—Hey —calló de golpe al percatarse de que el escritorio viejo de Kim había sido llenado nuevamente por sus utensilios de dibujo, al parecer, Tom le había acomodado todo antes de quedarse dormido—. Tom —le habló por lo bajo y movió su cuerpo un poco—, Tom, despierta —ordenó moviendo su hombro.

El de rastas abrió poco a poco sus ojos y se le notaba algo perdido. Había olvidado por completo que se encontraba en la habitación de Kimberly, por un momento pensó que estaba en su habitación, durmiendo en su cama pero al ver a Georg de pie le hizo saber que estaba en una idea errónea. Tom pudo ver que Kimberly por fin se había quedado dormida así que, como un acto reflejo, apretó el agarre de su mano y dio una corta sonrisa. 

—Apagaste tu radio, así que tuve que venir yo a despertarte, antes de que alguien más lo hiciera —le informó Georg—. Es mejor que te vayas y la dejes descansar. 

Tom, con pesadez, se puso de pie sin mirar, ni hablar con su compañero. Por última vez, tocó la mejilla de Kimberly e hizo una mueca al notar que todavía seguía algo fría, así que tomó la rasposa y vieja sábana y la cubrió hasta el cuello tratando de hacer que se sienta más cálida. 

Aún sin ver a su compañero, tomó la bolsa negra que yacía en el suelo y salió de la habitación. Georg salió tras él. 

Había un silencio incómodo en el pasillo, Tom pudo haberse ido, pero se quedó recargado en la pared esperando a que Georg cerrara la puerta. Su mirada era hacia el piso y se le podía notar que se encontraba demasiado tranquilo.

—¿Acaso estás loco? —Tom sonrió. Al parecer, lo que realmente esperaba era aquella expresión de su amigo—. Quedarte dormido ¿¡con una paciente?! ¿Sabes que te haría el Director si te descubre? Mierda, ¡di algo! Tu silencio me está poniendo algo incómodo. 

Tom solo subió sus hombros y Georg bufó.

—Solo… sentí la necesidad de quedarme con ella, eso fue todo —habló por fin. Georg alzó una ceja.
—Uh, ¿sabes qué es lo que pienso? —Tom y apenas lo vio—, yo pienso que te has encariñado mucho con ella. —el de rastas volvió a sonreír—. Y no te culpo, digo, aunque sea una loca, no hay que negar que es linda —la sonrisa se desvaneció y por fin pudo alzar su mirada para ver a su compañero.

—¿Qué dijiste? 

—¿Qué? Solo digo la verdad, es linda —repitió con despreocupación. Tom sacudió ligeramente su cabeza.

—Lo que quise decir es: ¿qué quisiste insinuar? —Georg lo miró extrañado.

—Uh, ¿acaso no te gusta? 

Automáticamente su cuerpo se enderezó y pudo sentir como se sonrojaba un poco. A él no le gustaba Kimberly, él solo la veía como una hermana, ¿no es así? —rió algo nervioso—. 

—No, no me gusta Georg. 

—Me acabas de demostrar lo contrario con tu reacción —le informó entrecerrando sus ojos—. No tienes nada de qué avergonzarte amigo, es normal que eso pase. Quiero decir, tú eres un chico y ella es una chica, ¡tenía que ver algo de reacción! —Tom apretó sus dientes, le comenzaba a molestar un poco la forma en que Georg le decía todo eso: como si fuese alguien inmaduro. 

—¡A mí no me gusta ella! —gritó separándose de la pared—. A mí no me puede gustar ella, ¡está loca!
Georg retrocedió un paso. 

—Creo que estás teniendo un momento de confusión con tus sentimientos. —susurró y comenzó a caminar—. Por cierto —inquirió mirándolo de reojo—, ante todo, ella es una persona, una mujer y tiene todo el derecho de amar y ser amada… así como tú y yo. 

Tom bajó su cabeza avergonzado. 

Sus pies comenzaron a caminar hacia la pared y recargó su frente en ella, golpeándola un poco. ¿Le gustaba? ¿A él realmente le gustaba Kimberly?
—Sí. 

Le confesó a la nada.



***
 —Pierdes tu tiempo. 

Bill se exaltó un poco al escucharlo, pero después no le dio tanta importancia y volvió a mirar a su amiga. Sam, se acercó a él y comenzó a hacer exactamente lo mismo. —Ella no puede vernos por el momento. 

—No te creo —le hizo saber. 

—No me importa si no me crees, yo solo te digo lo que es: la electricidad que se introdujo en su cerebro ha bloqueado absolutamente todo en ella, su tercer ojo en estos momentos no existe. 

Bill pasó saliva con dificultad.

—Eso quiere decir que lo de Kimberly tiene cura. —Sam rió.

—Claro, si la quieres someter a los electroshocks cada mes —negó—. Lo de ella no tiene cura porque no es una enfermedad, es un don. —Bill frunció el ceño—. ¿Qué?

—Se me hace extraño que estés aquí y no trates de lastimarla. 

Sam sonrió y miró a su vieja amiga. 

—¿De qué sirve si no me puede ver? 

—¿Y a mí? ¿Por qué no tratas de lastimarme? 

—¿No has sufrido mucho ya? —Cerró sus ojos—. No tengo intención de lastimarte, al fin y al cabo, tenemos cosas en común. 

Bill frunció el ceño molesto. 

—¡Yo no tengo nada en común contigo! 

—Ahora no lo ves, pero tarde o temprano te darás cuenta de ello y que también, los dos tenemos algo en común con ella —informó señalando a Kimberly—. Todos estamos conectados y es gracias a una persona.
Bill pudo notar como la expresión de Sam cambió: todo en él se ensombreció; al parecer su humor había cambiado y se podía notar odio en sus ojos. Ahí, Bill comprendió el porqué de su nueva apariencia: él, en esos momentos, tenía odio en su alma. 

—¿Quién es esa persona?

La oscuridad de Sam se había esfumado lo cual lo confundió. El chico rubio miró a Bill y le sonrió: 

—No es necesidad de que te lo diga, tu solo lo descubrirás y eso será… pronto.


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¿Ustedes creen que Sam sea realmente malo? 
ldfkdjfhkdsjgf creo que ver Avatar (la serie de nickelodeon, no la película xd) me ayudó algo en cambiar mi forma de redactar los capítulos o eso creo yo xd Esperen & difruten del capítulo:) <3 

4 comentarios:

  1. Hasta ahora yo si creo que Sam es malo.. Pero haciendo esa pregunta me has hecho dudar?? :$ es que se comporta como malo..
    Siguelaaa .. Me emociono cuando veo q publicas y que bueno q ahora estas subiendo mas seguidoo ;-) sigue asii.. Siii ya kiero besoo confiare en ti que sea pronto.. XD Bye

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    1. Yo pongo a dudar a todo el mundo :c estoy acostumbrada :c kdfhlkdsjfdsgf ok no u.u es que lo que pasa, me gusta llenarlas de sorpresas & así :B claro trato de no salirme de la trama ya planteada XDD. Lo siento si no subo como les gustaría :c es solo que se me complica un poco por problemas personales:/ pero ya subí el capítulo 29 y los trato de hacer largos para que se disfruten más :3
      gracias por leerme :3<3

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  2. Amigosha cuanto quieres que te apueste a que harás que odiemos a Sam y luego nos darás vuelta toda la historia y siempre fue BUENO??? ¬¬ ajajajajaj xDD y Tom *O* me lo he imaginado y todo en la pared ajajaj se ha dado cuenta de que le gusta Kim y todo gracias a mi georgy<3 tan metido que ha salido .-. jeje sigueeeeeeeee!!

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    1. Yo no diré que planes tengo para Sam kdfhdkljfhdkfj e.e sabes que siempre salgo con una sorpresa :c XDDD y Tooooooom por eso tiene la frentota donde se pega contra la pared -.- lkfhkdfhd xd Georg y Tom en esta novela son buenos amigosha *-* hay que amarlos otra vez *-* xddddddd tkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkm<3

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